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miércoles, 1 de agosto de 2012

Quiero irme, no puedo, mis manos enredadas en su cabello, oliendo a maraña, a cigarros baratos. Cierra los ojos, no entiende la vida, no hay nada que explicarle, la vida está en él, en sus ruedos pisados, en sus bien formados muslos, en las rasgaduras de su ropa y su piel, en su sonrisa que me pertenece cuando nadie nos ve.